martes, 18 de noviembre de 2014

¿Qué son Los Paradigmas?


El poder de los paradigmas se refiere a las  consecuencias de los mapas o esquemas mentales que  cada individuo tiene y que afectan sus maneras o  modos de ver y vivir la vida. Es un tema de gran  importancia práctica y de reconocido valor a la hora de  mejorar o cambiar en la vida personal y social.
El concepto de paradigma (un vocablo que deriva del griego paradeigma) se utiliza en la vida cotidiana como sinónimo de ejemplo o para hacer referencia a algo que se toma como “modelo”.  A partir de la década del ’60, los alcances de la noción se ampliaron y ‘paradigma’ comenzó a ser un término común en el vocabulario científico y en expresiones epistemológicas cuando se hacía necesario hablar de modelos o patrones.
Una de las primeras figuras de la historia que abordaron el concepto que ahora nos ocupa fue el gran filósofo griego Platón que realizó su propia definición de lo que él consideraba que era un paradigma. En este sentido, el citado pensador expuso que esta palabra venía a determinar a lo que son las ideas o los tipos de ejemplo de una cosa en cuestión.
El estadounidense Thomas Kuhn, un experto en Filosofía y una figura destacada del mundo de las ciencias, fue quien se encargó de renovar la definición teórica de este término para otorgarle una acepción más acorde a los tiempos actuales, al adaptarlo para describir con él a la serie de prácticas que trazan los lineamientos de una disciplina científica a lo largo de un cierto lapso temporal. De esta forma Khun describe que los paradigmas científicos son ejemplos aceptados de la práctica científica actual, ejemplos que combinan ley, teoría, aplicación e instrumentación y proporcionan modelos a partir de los cuales se manifiestan las tradiciones coherentes particulares de la investigación científica.
Para Joel Barker un paradigma es un conjunto de reglas y disposiciones (escritas o no) que hacen dos cosas:
  1. Establecen o definen límites.
  2. Indican cómo comportase dentro de los límites para tener éxito.
Pero ¿cómo se mide el éxito?  En   la   mayor   parte   de   las   situaciones   el   éxito   puede medirse  fácilmente por su  habilidad  para resolver problemas,  problemas  que    fluctúan de triviales a  graves.
En  cierto  sentido,  un  paradigma  indica  la  existencia  de  un  juego,  en  qué  consiste  y  cómo  jugar  con  éxito.  La  idea  del  juego  es  una  metáfora  muy  apropiada  para  los  paradigmas  puesto  que  refleja  la  necesidad  de  límites  y  de  instrucciones  sobre  cómo  actuar  correctamente.  Un  paradigma  indica  cómo  jugar  de  acuerdo  con las reglas establecidas. 
Así pues se puede decir que los  paradigmas son mapas, modelos, formatos o  esquemas de la realidad. Un  paradigma es un mapa y la  realidad es el territorio. Ningún mapa es el reflejo exacto  del territorio, es más bien una representación que puede  ser más o menos exacta. La realidad es compleja y dinámicas, por lo que los paradigmas deben adaptarse a ese dinamismo, por lo tanto los paradigmas se cambian, y son  descubridores y pioneros de nuevos paradigmas los que  se encargan de presentarnos nuevos mapas, nuevos  esquemas, nuevas verdades irrefutables en ese  momento, pero que no tienen garantizada su  permanencia porque en su naturaleza encierran al  CAMBIO. Como señala Barker, los paradigmas  también se reflejan en reglas y reglamentos que nos  condicionan en nuestras capacidades de hacer o no  hacer, por lo cual en cualquier momento las reglas  cambian y volvemos al punto cero. No se trata de  reducir o de dar valor relativo a todo, sino de aceptar  que el cambio es un elemento permanente en la  naturaleza de la que formamos parte. 
Se pretende que cada individuo construya sus propios  paradigmas o se una a paradigmas descubiertos por otros  sobre la base de la razón y  de los principios elegidos  libremente. La realidad nos demuestra que pocos  descubren nuevos paradigmas, pocos son pioneros porque la gran mayoría solamente acepta los paradigmas  sin mayor reflexión ética ni  razonamiento intelectual.  Muchas veces no nos incomodamos en pensar que  podemos y debemos romper con viejos paradigmas que  nos reducen el ejercicio responsable de la libertad. Así pues, si queremos un mundo mejor y evaluamos cómo lograr ese objetivo, es necesario reconocer que el cambio empieza en nosotros mismos. Entre los cambios internos que tenemos que hacer para poder aspirar a un cambio en la realidad mundial, uno de los más importantes es ser capaces de quebrar paradigmas inútiles para poder liberar un poco el pensamiento y expandir la conciencia.

Como personas concretas tenemos paradigmas sobre  nosotros mismos, sobre las demás personas y sobre el  mundo o la vida. Estos paradigmas  condicionan nuestras acciones y actitudes. Los paradigmas forman parte de nuestra vida cotidiana  y debemos aprender a cambiarlos a partir del error y sus  efectos negativos para mejorar la calidad de nuestra  existencia, porque como plantea Barker “el éxito del pasado no garantiza el  éxito del futuro”.
Autora: Beatriz Villegas

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